Como fotógrafo de bodas es una suerte encontrar gente así. Olga y Oscar son una pareja divertida y con mucho estilo. Llevan toda la vida juntos y eso se nota. Su complicidad y amor se percibe al momento.
La boda era un momento soñado para ellos y para sus familiares y amigos, querían que el reportaje fuero un recuerdo para toda la vida, que captara todas las emociones y ellos pudieran disfrutar del momento con libertad.
Los preparativos de la novia marcaron el inicio del día. Olga trabaja, en Eduardo Macera, un salón de belleza de Salamanca, y allí estaba su familia y sus compañeras para acompañarla y como no ese día cerraron para arroparla el día de su boda.
La ceremonia civil y el catering fueron en el Jardín del Páramo , un lugar rodeado de naturaleza, con mucho encanto y gente muy profesional. La boda fue por la tarde y el cielo estaba ligeramente cubierto. Personalmente es una luz que me encanta ya que elimina el alto contraste de una tarde de julio en Salamanca, y las sombras duras se convierten en una suave luz que lo baña todo de forma uniforme.
Para mi fue un placer trabajar con esta pareja que no dejó de preocuparse por nuestro bienestar y el de todos sus invitados ni un solo momento.