Trabajar como Fotógrafo en Salamanca tiene sus ventajas, mucha gente vive fuera pero vienen a casarse aquí. Este es el caso de Irene y Daniel, Irene me llamó desde Barcelona y en diez minutos lo habíamos arreglado todo. Querían simplemente que hiciera mi trabajo con libertad.
No querían ninguna foto de los preparativos de ninguno de los dos. Quería un recuerdo del día escrito con fotografías. Toda la boda iba a ser una fiesta, una celebración civil con algunos toque de rituales judíos y cristianos. Se notaba en el ambiente que había conexión y realmente tenían ganas de casarse y que las dos familias se uniesen en una sola.
La ceremonia tuvo lugar en los jardines del Palacio de San Esteban en Salamanca. Un lugar con unas vistas privilegiadas a la zona monumental de Salamanca. Una tarde perfecta con el sol rasante de los atardeceres de finales de verano Castilla. Con las dos familias entregadas por completo a la causa la ceremonia se desarrolló con una tremenda emoción. No la quisieron alargar mucho y una vez terminada pasaron directamente al coctel.
El coctel, ese gran momento en que los novios ya no tienen ninguna presión protocolaria y pueden brindar con sus invitados y agasajarlos con los maravillosos productos de esta tierra.
Durante la cena continuó la fiesta, estaba claro que había ido a disfrutar.
Tampoco hubo protocolo para el baile, se marcaron unos pasos e invitaron al resto de invitados a unirse a ellos. Los invitados seguían entregados al máximo. Allí los dejé, dándolo todo y disfrutando a mas no poder.
Me gustan las bodas sin protocolo y me gusta aun mas que las parejas se pongan en mis manos y me dejen total libertad para hacer las fotos de su boda. Aquí os dejo un pequeño resumen de los que fue la boda de Daniel e Irene.
